Su vida
Nació en Barcelona el 16.4.1783. Sus padres, Lorenzo de Vedruna y Teresa Vidal, eran profundamente cristianos.Desde niña se sintió muy inclinada a pensar en Dios. Todo le hablaba de El.
Intentó ser religiosa carmelita de clausura, pero el Señor le tenía destinada otra misión. Contrajo matrimonio, siendo muy joven, con Teodoro de Mas, el 1799.
Tuvo nueve hijos. El 1816 quedó viuda y, dirigida por el P. Esteban de Olot, capuchino, fundó, en 1826, a las Carmelitas de la Caridad.
Las patrocinó el obispo de Vich, D. Jesús Corcu era y Corcuera, ferviente devoto de la Virgen de Carmen, y por ello les dio el nombre con que son conocidas en la actualidad.
Durante toda su vida de joven, esposa, viuda y religiosa, sobresalió como acogedora y atrayente, de sencillez cautivadora, de amable austeridad y suavidad conquistadora; porte sencillo, trato alegre sin artificios y acUvidad intensa sin visos de pedantería.
Entre sus hijas no admitió distinción ni privilegio, descollando además por su espíritu maternal y sus preclaras dotes de prudente consejera, educaoora y formadora.
Fue ella muy devota de la Sma. Trinidad, de la Virgen María y se entregó a la difusión de su obra y al cuidado de los más necesitados, a la oración y a la mortificación. Murió santamente en Barcelonaen 1854.
Fue beatificada el 19.5.1940 y canonizada el 12.4.1959.
Su fiesta, el 22 de mayo.
Su espiritualidad
Tres fueron los resortes sobre los que apoyó su vida espiritual, triple faceta que dio un impacto distintivo a su santidad heroica: sentido providen cialista de la vida, ininterrumpido ejercicio de la oración y amor a Cristo crucificado.
Todo incluido en una confianza ilimitada y gozosa en la Divina providencia, que fue el secreto de su maravillosa ductilidad. Abandonada por entero en los brazos amorosos del Padre, que todo lo ve y todo lo puede, se adaptó con sorprendente seguridad y naturalidad espontánea a las circunstancias más imprevistas, humanamente más desconcertantes por las que hubo de atravesar su azarosa vida.
Cabe también destacar su arraigado sentir en todo con la iglesia. Penetrada del sabor y eficacia de las oraciones litúrgicas, gustaba de ellas preferentemente, en estas fórmulas sabía ponderar y comentar su hondo contenido, su profundidad de doctrina.
Supo vivir intensamente el espíritu que anima los misterios litúrgicos.
Su dinamismo apostólico fue movido y orientado por el resorte del amor contemplativo.
Las múltiples ocupaciones nunca la apartaron de Dios. sino que la unieron más estrechamente a El. De manera que el lema de sus empresas pareció ser "Por la contemplación a la acción".
Su vida estaba caldeada en la fragua del amor divino, se desarrollaba calladamente, sublimada por las comunicaciones divinas que la enlazaban con el misterio Trinitario.
Santa Joaquina cifró su afán y predilección en la modalidad dolorosa y reparadora de la Divina Pasión. Los acerbos dolores de Cristo en su Pasión la atraían cual imán irresistible, cultivaban su alma y embelesaban su corazón.
Por otra parte, encontró sus delicias en acercar-se a la Eucaristía llevada por la mano de María Santísima, su dulce Madre del Carmelo, a la que protesó un amor entrañable.
Estaba plenamente convencida y había experimentado que nadie mejor que la Madre divina puede enseñar a las almas a vivir en Jesús y con Jesús. Por lo mismo, puso gran empeño en enseñar a sus hijas el modo de valerse de la Virgen para celebrar con fruto los misterios de Jesús.
Es de notar además el rumbo marcadamente carmelitano que tomó la devoción mariana en su Instituto, colocado desde el principio bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen del Carmen.
Su mensaje
que en nuestro propio estado de vida podemos y debemos santificarnos.
que estemos siempre atentos al Señor "que llama".
que la vida de sacrificio es camino breve para el cielo.
que la oración y la humildad son necesarias para salvarse.
Su oración
Señor, tú que has hecho surgir en la Iglesia a Santa Joaquina Vedruna para la educación cristiana de la juventud y el alivio de los enfermos, haz que nosotros sepamos imitar sus ejemplos y dediquemos nuestra vida a servirte con amor en nuestros hermanos. Amén.
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